El primer paso para mantener la piel cuidada y bonita es una buena limpieza. Aunque no te maquilles, limpia tu rostro por la mañana y por la noche para eliminar secreciones y restos de contaminación ambiental.
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Limpieza facial: puedes utilizar el limpiador en el formato que más te guste: leche, crema, espuma,… siempre teniendo en cuenta estos consejos:
- Escoge un producto específico para piel muy sensible.
- Si usas un producto de aclarado con agua, sécate cuidadosamente al terminar la limpieza ya que el exceso de humedad provoca que tu piel se reseque.
- Aplica el desmaquillador con movimientos suaves y retíralo con un algodón humedecido con agua o con tónico. Sigue siempre las instrucciones de uso del producto.
- En el caso de utilizar tónico, escoge una fórmula que no contenga alcohol o cualquier otro ingrediente que pueda resecar o irritar la piel.
- Una buena opción es terminar este paso con un spray de agua termal que tiene acción calmante y anti-irritante secando la humedad residual.
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Limpieza del contorno de ojos: el contorno de ojos es una zona especialmente sensible de nuestro rostro ya que la piel es mucho más fina que el resto y tiene menos tejido adiposo. Por eso te recomendamos utilizar productos de limpieza especialmente formulados y testados para esta zona. Empapa generosamente un algodón con el producto y mantenlo durante unos segundos sobre el ojo cerrado. A continuación, realiza pequeños movimientos verticales hacia abajo con mucho cuidado para evitar la caída de alguna pestaña. El proceso se repite en el otro ojo, cambiando de algodón para no trasladar de un ojo a otro, alguna posible infección.
Si utilizas máscara de pestañas te recomendamos no utilizar una resistente al agua, pues son más difíciles de retirar. Ten cuidado de que no queden restos de máscara en las pestañas al finalizar la limpieza pues, al secarse, pueden partir alguna pestaña durante la noche.